CRONICAS DE MI CABELLO

Historias de cortes que marcaron mi cabello y mi aprendizaje

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Crónicas de mi Cabello · Relato 3 · Aprendiendo a confiar en mi melena

Creo que todas las mujeres hemos pasado por la experiencia de decirle al estilista “solo puntas” y salir con mucho más cortado de lo que pedimos. Sí, todas. Y si no te ha pasado, prepárate: probablemente pasará.

Quiero contarte mi primera experiencia realmente traumática. Mi cabello es grueso y abundante, y durante mucho tiempo lo mantuve al hombro o más corto porque temía que, si crecía mucho, me pesara. Incluso tuve una temporada con estilo Bob, con puntas largas adelante y corto atrás. Me gustaba, pero implicaba plancharlo a diario y gastar mucho tiempo y dinero en tratamientos.

Un día decidí cambiar y, como mi estilista habitual estaba siempre ocupada, recurrí a la estilista de mi mamá y hermanas. Ellas siempre habían quedado encantadas con ella. Pero para mí, fue un desastre total: no podía hacerme colas, ni peinados, ni manejarlo de ninguna forma. Lloré semanas. Ese día pensé que debería existir una ley que permita demandar a estilistas por daño moral capilar.

Y no soy la única que ha pasado por esto. Una amiga me contó que fue a un salón cerca de su casa, con el cabello a la cintura. Pidió solo un corte de puntas, se puso a revisar su celular confiada… y cuando le dijeron que había terminado, su cabello estaba al hombro. Lo peor: la estilista había cuidado de ponerle una cola con su propio cabello cortado intacto y se lo llevó al fondo del salón.
Sí, le robaron su cabello. Frustrante, injusto y totalmente indignante. Afortunadamente, no pagó por el desastre, pero ¿cómo es posible que esto pase?. Ese día también pensé que debería haber una ley del cabello que nos protegiera a todas.

Mi aprendizaje personal

Después de mi propio desastre, recurrí a mi estilista habitual en una cita de emergencia. Pasamos meses corrigiendo el error con cortes mensuales de puntas. Hice un juramento en 2010: nunca más me cortaría el cabello tan pequeño, y lo he cumplido. Allí comenzó a crecer mi melena, y la cuidé con paciencia y amor.

Con el tiempo entendí algo fundamental: cada cabello es único. Lo que funciona para otras personas, aunque sean tu familia o amigas, no necesariamente funciona para ti. Por eso, no todas las estilistas pueden ser nuestra estilista de confianza.

En 2023, me pasó otra vez: un corte más de lo solicitado y un tinte mal aplicado. Mi cabello no estaba dañado, así que el desastre no fue tan visible, pero tuve que corregir todo antes de una fiesta, llegando tarde y frustrada. Después de eso, busqué recomendaciones y encontré a una estilista confiable en un período de luna creciente, y mi cabello volvió a crecer sano y fuerte.

¿Cuántas hemos pasado por historias similares? Seguramente más de una vez. Y esas historias merecen ser contadas, para que no nos sintamos solas y aprendamos a:

  • Confiar en quienes realmente conocen nuestro cabello.
  • Ser pacientes con el crecimiento y el cuidado.
  • Convertir los errores en aprendizaje y resiliencia.

Nuestro cabello es más que estética: es identidad, paciencia y amor propio. Cada corte y cada elección nos enseña algo sobre nosotras mismas. Y si alguna vez te roban tu cabello, ríe, llora, pero cuéntalo, porque todas necesitamos escuchar que no estamos solas en estas batallas capilares.


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