Uncategorized

Frizz: cuando el cabello nos habla (y cómo escucharlo)

9 min read

A veces el cabello parece tener su propio estado de ánimo.
Un día está brillante y dócil… y al otro, lleno de frizz, como si se negara a colaborar.


Pero el frizz no es tu enemigo. Es un mensajero: te está diciendo que algo le falta o que algo no le está funcionando bien.

Comprender por qué aparece el frizz y qué necesita tu cabello —según su tipo y porosidad— te ayuda a dejar de luchar con él y empezar a escucharlo.

Por qué aparece el frizz

El frizz ocurre cuando la cutícula del cabello (la capa protectora externa) se levanta, permitiendo que la humedad del ambiente entre y desestabilice la fibra. El resultado es un cabello sin definición, áspero o esponjado.

Las causas más comunes son:

  • Falta de hidratación: el cabello busca agua en el aire.
  • Daño térmico o químico: planchas, secadores, tintes o alisados que alteran su estructura.
  • Uso de productos agresivos: sulfatos, alcoholes secantes, siliconas no solubles.
  • Fricción: secar con toallas ásperas o dormir sobre algodón.
  • Ambientes extremos: exceso de humedad o sequedad ambiental.
  • Desequilibrio del cuero cabelludo: cuando hay exceso o falta de sebo, el largo se deshidrata.

Lo primero: entender tu porosidad

Imagina que la cutícula de tu cabello es como una puerta.

  • Si está cerrada y compacta, tienes porosidad baja: el agua y los nutrientes tardan en entrar, pero cuando entran, se quedan.
  • Si está a medio abrir, tienes porosidad media: es un cabello equilibrado, que absorbe bien y retiene lo necesario.
  • Si está muy abierta o levantada, tienes porosidad alta: el cabello absorbe rápido, pero también pierde la hidratación con facilidad.

Puedes hacer un test casero muy sencillo: Toma un cabello limpio y seco, colócalo en un vaso de agua y espera unos minutos.

  • Si flota, tu porosidad es baja.
  • Si queda a mitad del vaso, es media.
  • Si se hunde rápido, es alta.

Este simple paso te ayudará a entender qué tipo de cuidados necesita tu cabello y por qué a veces el frizz aparece aunque uses buenos productos.

Qué hacer según tu tipo de cabello y porosidad

La porosidad es la capacidad del cabello para absorber y retener la humedad. Está directamente relacionada con la forma en que manejas el frizz.

Cabello de porosidad baja

  • Cómo es: cutícula cerrada, tarda en mojarse y en secar.
  • Necesita: productos ligeros y humectantes.
  • Evita: aceites densos que bloquean la hidratación (como ricino, coco o jojoba pura).
  • Recomendado:
    • Hidratación con agua de rosas, infusiones suaves de manzanilla o aloe vera.
    • Aceites ligeros como semilla de uva, argán o almendra.
    • Proteínas vegetales hidrolizadas (avena, arroz o seda).

Cabello de porosidad media

  • Cómo es: absorbe bien la humedad y mantiene el equilibrio si se cuida.
  • Necesita: rutina balanceada entre hidratación, nutrición y proteínas.
  • Evita: abusar de aceites o mascarillas con proteína continua.
  • Recomendado:
    • Hidratación con miel, glicerina vegetal o linaza.
    • Nutrición con aceites medianos como oliva o aguacate.
    • Proteínas ligeras una vez al mes.

Cabello de porosidad alta

  • Cómo es: cutícula abierta, se hidrata fácil pero pierde humedad rápido.
  • Necesita: sellar la hidratación con aceites o mantecas más densas.
  • Evita: productos con alcohol o sulfatos; resecan aún más.
  • Recomendado:
    • Hidratación profunda con infusiones de romero o hibisco.
    • Sellado con aceite de ricino, jojoba o manteca de karité.
    • Proteínas reparadoras (colágeno vegetal, queratina natural, espirulina).

Conocer antes de aplicar: el arte de escuchar tu cabello

Antes de aplicar cualquier producto, detente y escucha a tu cabello.
Cada fibra tiene su historia, su nivel de porosidad y su momento: algunas necesitan agua, otras aceite, y otras descanso y reparación. Cuando aplicas algo sin saber qué está pidiendo, incluso lo más natural puede desordenar su equilibrio.
El secreto no está en cuánto producto uses, sino en saber qué necesita tu cabello hoy.

Imagina que tu cabello te habla en silencios: a veces está áspero porque le falta hidratación (agua), otras está opaco porque necesita nutrición (aceites), y en ocasiones se rompe fácilmente porque clama por reparación (proteínas y estructura).


Si confundes estas señales, el resultado puede ser el contrario a lo que esperas. Por ejemplo:

  • Si aplicas aceites cuando tu cabello necesita agua, sellas la cutícula seca y atrapas el aire, generando más frizz.
  • Si aplicas hidratantes ligeros cuando lo que falta es reparación, el cabello se vuelve elástico, sin forma, y puede romperse.
  • Y si abusas de proteínas cuando no hacen falta, el cabello se endurece, pierde flexibilidad y parece “muerto” al tacto.

Por eso, antes de aplicar, observa, siente y conecta.
La sabiduría capilar no está en seguir pasos rígidos, sino en honrar los ciclos naturales del cabello, igual que los de la tierra.

Comprender los aceites: el alma y la sensación de cada uno

Los aceites son guías sagradas del cuidado capilar, pero no todos hablan el mismo idioma. Al tocarlos entre tus dedos, puedes sentir su energía: unos son cálidos y densos, otros livianos y envolventes. Esa sensación te revela para qué momento del cabello son ideales.

Aceites densos (reparadores y selladores)

  • Ejemplos: ricino, coco, aguacate, jojoba, neem.
  • Sensación: se sienten espesos, lentos, dejan una película protectora.
  • Función: sellan, protegen y ayudan a retener la hidratación, pero no hidratan por sí mismos.
  • Uso ideal: en cabellos dañados, expuestos al sol o procesos químicos.
  • Precaución: si los aplicas sobre un cabello seco o con baja porosidad, puedes bloquear la entrada de agua y generar rigidez.

Aceites ligeros (nutritivos y suavizantes)

  • Ejemplos: argán, semilla de uva, almendra dulce, camelia, sésamo, rosa mosqueta.
  • Sensación: suaves, fluidos, se absorben con facilidad.
  • Función: penetran la fibra capilar, aportando nutrición sin saturar.
  • Uso ideal: para sellar tratamientos acuosos o mantener el brillo en cabellos de porosidad baja o media.

Regla dorada del cuidado consciente Primero observa, luego actúa.

Identifica si tu cabello está pidiendo agua, aceite o proteína antes de aplicar.
Cuando reconoces lo que necesita y eliges el producto adecuado —ya sea una infusión herbal, un aceite o una mascarilla—, creas armonía entre lo que aplicas y lo que tu cabello puede recibir.Así evitas el exceso, permites el equilibrio y conviertes cada rutina en un acto de presencia. Cuidar tu cabello no es solo aplicar productos, es entender su lenguaje y responderle con amor y conciencia.

Cuando el frizz nace de nuestras creencias

El frizz también puede tener una raíz emocional.
Surge en momentos en que intentamos controlar lo incontrolable, cuando nuestra energía está tensa o nuestra relación con el cabello se basa en el juicio.
El cabello se expande, se eleva, se desordena… como si nos recordara que también somos naturaleza.

Creencias como:

  • “Mi cabello solo se ve bien si está liso.”
  • “El frizz es desarreglo.”
  • “Mi textura no es profesional.”

…crean distancia con tu esencia. Porque tu cabello no está mal, solo está expresando su verdad. Cada hebra indómita puede ser una invitación a soltar la rigidez y abrazar la libertad.

El poder de cambiar la mirada

Comienza por observarte con más ternura: Mira tu cabello sin juzgarlo.

Cambia el diálogo interno: en vez de “qué rebelde”, di “qué libre”.

Aplícale tus productos con presencia, como un ritual, no una corrección.

Usa tus manos con intención: al masajear, estás enviando energía amorosa.

Cuando te reconcilias con tu textura, el cuidado se vuelve sagrado.
Y el frizz deja de ser un defecto para convertirse en una textura viva, llena de movimiento y verdad.

Rutinas por tipo de cabello y porosidad

🌼 Cabello LISO

Porosidad baja

💦 Qué necesita: hidratación ligera y paciencia.

🌿 Sí: infusiones de manzanilla o lavanda, gel de linaza, aceite de semilla de uva o camelia.

🚫 No: aceites densos (ricino, coco) porque asfixian el cabello.

Rutina:

Lava con un shampoo suave sin sulfatos.

Aplica una mascarilla ligera o una infusión con miel.

Enjuaga con agua fría para sellar.

Sella solo las puntas con unas gotas de aceite liviano.

Porosidad media

💦 Qué necesita: equilibrio entre hidratación y nutrición.

🌿 Sí: mascarillas con avena o aloe, aceites de almendra o argán.

🚫 No: exceso de proteína o siliconas pesadas.

Rutina:

Limpieza suave.

Mascarilla hidratante semanal.

Serum natural con aloe y argán en medios y puntas.

Porosidad alta

💦 Qué necesita: nutrición profunda y protección.

🌿 Sí: aceite de aguacate, manteca de karité, infusión de romero y lino.

🚫 No: productos a base de alcohol o calor excesivo.

Rutina:

Pre-shampoo nutritivo con aceite denso.

Lavado con shampoo sin sulfato.

Mascarilla con proteína vegetal (avena o trigo).

Sellado con aceite de ricino o aguacate.

🌸 Cabello ONDULADO

Porosidad baja

💦 Qué necesita: hidratación sin peso.

🌿 Sí: infusiones de caléndula o rosas, aceite de argán o sésamo.

🚫 No: aceites densos ni cremas pesadas, porque aplanan las ondas.

Rutina:

Lava solo cuando sea necesario.

Usa un acondicionador ligero.

Aplica una bruma hidratante diaria (agua + gel de linaza).

Sella las puntas con aceite liviano.

Porosidad media

💦 Qué necesita: equilibrio entre humectación y nutrición.

🌿 Sí: mascarillas con avena o aloe, aceites de almendra o pepita de uva.

🚫 No: exceso de calor o siliconas.

Rutina:

Shampoo suave.

Mascarilla ligera con aloe y miel.

Definición con crema natural.

Porosidad alta

💦 Qué necesita: retener humedad y evitar frizz.

🌿 Sí: manteca de karité, aceite de aguacate, enjuagues fríos con vinagre de manzana.

🚫 No: shampoos agresivos ni tintes frecuentes.

Rutina:

Pre-tratamiento con aceite denso.

Mascarilla rica en proteínas vegetales.

Crema natural con karité para definir.

🌺 Cabello RIZADO

Porosidad baja

💦 Qué necesita: hidratación ligera y constante.

🌿 Sí: agua floral, aloe, aceite de sésamo o argán.

🚫 No: aceites densos ni mantecas puras.

Rutina:

Hidrata con spray diario.

Lava con co-wash o shampoo suave.

Aplica mascarilla ligera.

Sella con aceite liviano en puntas.

Porosidad media

💦 Qué necesita: balance entre agua y lípidos.

🌿 Sí: aceite de almendra, mascarillas con yogur o avena.

🚫 No: exceso de proteínas.

Rutina:

Limpieza con shampoo suave.

Mascarilla hidratante 1 vez por semana.

Definición con gel natural o leave-in de aloe.

Porosidad alta

💦 Qué necesita: sellar humedad y reconstruir.

🌿 Sí: aceite de ricino o aguacate, proteínas vegetales, enjuague con vinagre.

🚫 No: calor, alcohol o productos con fragancias fuertes.

Rutina:

Tratamiento prelavado con aceite nutritivo.

Mascarilla reconfortante (avena + karité).

Sella con aceite denso o mezcla nutritiva.

Cierra con amor: el poder de tus creencias

Cuando piensas “mi cabello es imposible”, tu cuerpo lo escucha.

Cuando dices “mi cabello es rebelde”, él responde con frizz.

Pero si lo miras con ternura y repites “mi cabello está aprendiendo a respirar”, algo cambia.

Tus pensamientos son energía, y la energía se manifiesta también en tu cuero cabelludo.

Si te peinas con prisa, lo siente. Si lo nutres con calma y gratitud, florece.

🌿 Cuidar tu cabello no es solo estética:
es una práctica de autoescucha, de presencia, de reconciliación con tu raíz.
Porque el frizz, al final, no es desorden…
es solo tu alma queriendo expandirse.


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *